viernes, 12 de septiembre de 2008

LOS ÁNGELES DORMÍAN

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Algo pasa con los ángeles. Sí, seguramente algo pasa. La leyenda dice que son parte de un macro escudo celestial que trabajan diariamente para cuidar de nuestras almas, de nuestros cuerpos. En eso se ganarán el sueldo. Dicen que viven en el más allá, aunque algunos aseguran que ese más allá está más acá que nunca, aquí, junto a nosotros, a nuestro lado, en una presencia espiritista que permite acompañarnos y cuidarnos hasta cuando asistimos a los lugares más íntimos: el baño, por ejemplo.

Aunque vale preguntarse si, tal como nosotros los humanos, los ángeles también sufren del síndrome de la negligencia. Si el cansancio o la juerga igualmente resulta un factor distrayente en sus labores encomendadas por el Dios que sea. O quizás tienen algo contra cierto día del año. El 11 del 9 debe significar como el domingo occidental para ellos, en que el descanso, un relajo profundo y autorizado por la suprema realeza inmaterial de ese más allá, forma inevitablemente parte de su vida.

Quizás el 11 y el 9 no sean números interesantes para poner atención. Para algunos el 10 representa el clímax de lo más perfecto. En los colegios quien obtiene 10 como calificación, es porque tiene todas sus tareas perfectas. Quien tiene 9, no sirve, no es perfecto. Quien tiene 11, no existe, porque no está dentro de las calificaciones posibles. Está fuera de lugar. No es centro de interés. Quizás así trabajen los ángeles, con esta lógica.

Y es que hoy es 11 del 9, y la gente que no tuvo ángeles, sigue reclamando, aquí en el fondo de Sudamérica, la justicia que nunca tuvieron. 3 mil chilenos y fracción no tuvieron ángeles hace 34 años. Al parecer era día de descanso para los hombres o mujeres celestiales. No hubo ángeles ni en los momentos de sus muertes, ni de sus torturas, ni tampoco en la actualidad con los familiares. No existen los ángeles que den justicia.

Tampoco existen los ángeles para los que se vieron caer en las joyas comerciales del mundo. Algo pasó con los querubines que no estuvieron para cuidar de sus humanidades arriba de esos aviones. No hubo nadie que impidiera una de las peores tragedias de la humanidad. Terror, terrorismo, terremoto en la humanidad. Dos desgracias, todo en un mismo día, todos los gritos de caídos en una batalla que nunca se pidió, y nadie los protegió. Los ángeles dormían, en distintos años, en distintas estancias. La mañana de un mismo día, se cayeron dos monumentos, y se eliminaron a inocentes. Los ángeles dormían.

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